La Santería es una religión que tiene sus orígenes en las tribus Yoruba del África occidental. Los Yorùbá vivían en lo que se conoce hoy como Nigeria, a lo largo del Río Níger y en un tiempo tuvieron una muy poderosa y compleja estructura organizada en una serie de reinos, de los cuales el más importante era Benín. Este duró 12 siglos y se extendió hasta el 1896. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, los Yoruba sostuvieron una serie de guerras con sus vecinos y esto dio lugar a peleas y ataques internos y externos que llevaron a la caída y esclavización del pueblo Yoruba. Entre 1820 y 1840, la mayoría de los esclavos enviados desde Benín eran Yorùbás. Estos esclavos fueron llevados a Cuba y al Brasil a trabajar en las plantaciones de azúcar. Los Yoruba pronto fueron llamados los "Lucumi", debido a su saludo "Oluku mi", "Mi amigo".
Por tanto, la santería o Regla de Osha-Ifá es un conjunto de sistemas religiosos que funden creencias católicas con la cultura tradicional Yoruba. Es, por lo tanto, una creencia religiosa surgida de un sincretismo de elementos europeos y africanos.
Los amos cristianos no permitían que sus esclavos practicasen sus diversas creencias animistas de África occidental y los esclavos encontraron entonces una forma de burlar esta prohibición, y concluyeron que los santos cristianos no eran más que manifestaciones de sus propios dioses. Los amos pensaron que sus esclavos se habían convertido en buenos cristianos y estaban rezando a los santos, cuando en realidad estaban siguiendo sus creencias tradicionales.
El término "santería" fue utilizado por los españoles de manera despectiva para burlarse de la aparente devoción excesiva que mostraban los seguidores a los santos, en detrimento del Dios judeocristiano Yahveh. Hoy en día, en algunos países, el término santería sigue siendo despectivo y una inmensa cantidad de practicantes prefieren utilizar otros nombres, como lukumi o practicantes de la Regla de Ocha. Otro grupo suelen llamarse Olorishas que viene de Oló (Dueño o poseedor de un secreto) y Orisa (Nombre de las Deidades)
La Santería es la decana, heredera y seguidora de la cultura yoruba, ha enriquecido todos los preceptos de las doctrinas yorubas, es legado de la diáspora de los esclavos que llegaron desde Nigeria y por lo tanto del pueblo de Ife, a tierra cubana , según se describe en el libro editado en España por la editorial Esfera de los Libros, "El Gran Libro de la Santería" de Alejandro Eddy Delgado Torres , Prólogo de Alexis Valdés . De la misma forma el propio autor ha escrito la Oración a San Froilán, donde expone y demuestra que dicho santo desde el punto de vista del sincretismo, pudiera de una manera muy cierta sincretizarse con la deidad yoruba Osain, lo cual acentúa todo este estudio la universalidad de la teología de la Santería, una de las herederas de la cultura yoruba, es decir, la Santería Cubana.
Creemos en un dios, conocido como Olorun u Olódùmarè. Olorùn es la fuente del Ashe, la energia espiritual de la que se compone el universo, todo lo vivo y todas las cosas materiales. Olorun interactua con el mundo y la humanidad a través de emisarios. Estos emisarios se llaman orishas. Los orishas gobiernan cada una de las fuerzas de la naturaleza, y cada aspecto de la vida humana. Podemos acudir a ellos, pues es sabido que ellos acuden en ayuda de sus seguidores, guiándonos a una mejor vida material, así como también una mejor vida espiritual.
La comunicación entre los orishas y los humanos se logra a traves de ritos, rezos, adivinación y Ebo u ofrendas (las cuales incluyen sacrificio). Canciones, ritmos, y posesiones por trance son también otros medios a través de los cuales interactuamos con los orishas, de ese modo podemos influenciar nuestra vida diaria para que ellos nos guien hacia una vida más profunda y completa durante nuestra estadía en este mundo.
Las tradiciones de la Santería son celosamente preservadas, y el conocimiento completo de sus ritos, canciones y lenguaje es un requisito previo a cualquier participación profunda dentro de la religión. Los iniciados deben seguir un régimen estricto, y responden por sus acciones ante Olorun y los orishas. A medida que una persona pasa a través de cada iniciación dentro de la tradición, sus conocimientos se vuelven más profundos, y sus habilidades y responsabilidades aumentan en conformidad. De hecho, en el primer año que sigue a su iniciación dentro del sacerdocio, el iniciado o Iyawo (esposo o esposa del orisha), debe vestir de blanco durante ese año completo. Un Iyawo no debe mirarse en un espejo, tocar a nadie o permitir que alguien lo toque, y no debe usar maquillaje, ni salir de noche durante ese término de tiempo.
La Santeria se ha hecho famosa por su "magia". Esta magia se basa en el conocimiento de los misterios u orishas, y como interactuar con ellos para mejorar nuestras vidas y las vidas de aquellos que acuden a nosotros buscando la ayuda de los orishas. Vivimos bajo las premisas de que este mundo es un mundo mágico. Este conocimiento parece "sobrenatural" solo para aquellos que no lo entienden, pero en realidad, es completamente natural.
Las ceremonias de mayor participación que se efectúan en los ile-ocha o Ilé-Osha de santería son los llamados «toque de santos» Fiestas donde se escucharán los toques de los Ortodoxos Tambores Bata. Nótese que al decir ortodoxos, nos estamos refiriendo a los tambores juramentados o Tambores Añá deidad que vive dentro del mayor de los tres tambores, el iyá. En dichas fiestas pueden existir diferentes tipos o funciones de iniciación, de presentación al tambor, de cumpleaños o aniversario del iniciado, de funeral o del día de conmemoración del Orisha debido al día católico. Hay otras fiestas para «divertirse» con los santos que son los toques de güiro (abwe o chekeré), los Bembe en la zona oriental de la Isla, etc.
Los tambores batá son de dos parches, en forma de reloj de arena, que se percuten con ambas manos por los dos parches. El conjunto además lleva una hoja de azada percutida con una varilla de hierro y un atcheré o sonaja, como atributo del santo al que se le toca. El mayor de los batá es el iyá, al que se le pone un cinturón de cascabeles y campanas por la boca más ancha, y en ésta se le pone una sustancia resinosa (faddela) que neutraliza el sonido. Le sigue en tamaño el itótele, y el tercero, más pequeño, el okónkolo. Estos tambores deben ser ejecutados por hombres (olú-batá) que conocen profundamente los toques para cada santo y sus variaciones, pues se interrelacionan unos con otros en una compleja polirritmia para expresar la comunicación con la deidad. La fabricación del tambor, además de ser muy complicada, pues se talla y vacía a mano, también requiere de una serie de ceremonias mientras se realiza, y debe ser un iniciado en estas artes y no otro el que lo haga. Para consagrar el tambor ya terminado se hará la «presentación» ante el santo y santeros mayores.
La comunicación con las deidades se producirá por la fuerza emotiva de los santos y toques y provocará el éxtasis hipnótico al que le dicen «bajar el santo» en alguno de los participantes. Este hecho estimula a los cantantes y tocadores a enfatizar con entusiasmo los toques y rezos, y mueve a padrinos y santeros mayores a «ayudar» la posesión con una serie de procedimientos propiciatorios, como quitarle el calzado, los ganchos y peinetas del cabello, ponerle trajes y atributos y darle el tratamiento de la deidad que se supone en posesión. El poseso bailará entonces como si fuera el orisha mismo.
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