Su refrán dice: "Que su mejor amigo es su peor enemigo". En el Obí, habla por Oyekún y Okana (Okanran). En los Nkobos o chamalongos habla por Mariwanga (10,13 y 14).
Ọya lleva todos los colores menos el negro y para coronar este Osha se debe haber recibido antes a los Orishas guerreros. Luego durante la coronación se deben recibir los siguientes Oshas y Orishas: Elegguá, Oggun, Oshosi, Obbatalá, Oke, Yemayá, Shangó, Ogué, Oshún y Oya.
Se dice que es doble porque Oyá es dulce y terrible a la vez. Estuvo casada con Ogún con quien tuvo un hijo llamado Orona. Tambien vivió con Olokun (Olóòkun) y tuvo un hijo que se llama Eshu (Ẹṣù) Alakentu. Con Shangó (Ṣangó) tuvo a los Ibejìs llamados Taewo y Kainde. Oyá tiene una hermana menor llamada Ayao (AJAO), que es la hija de BROMU y BROSIA. Durante su permanencia en la tierra se fue transformando en una mujer curiosa, apasionada y voluptuosa.
En el camino de Yansa Bi Funko, Oyá puede hacerlo todo y obtiene lo que desea. Estricta con sus hijos. Castiga a sus enemigos con la asfixia y los aterroriza desde atrás. Es en este camino donde ella es inseparable de la compañía de Eggùn e Iwin. Es muy poderosa y obtiene todo lo que pase por su mente. También se le invoca cuando se quieren resolver situaciones referentes a parejas, relaciones extramaritales, todo esto para bien o para mal. Sus ofrendas se le hacen en fuentes de parques donde se encuentren los novios o en la manigua donde se encuentre un arroyo. Ella dice: “Fuego al hombre que te ha dejado; fuego, fuego, fuego.”
Cuenta un Patakin, que la continua necesidad de Oyá de andar libre y segura por los bosques, la llevó cierto día a encontrarse con el poderoso Osain (Òsanyìn). El Òrìṣà, como siempre estaba recogiendo las hojas medicinales, que prolijamente guardaba en una calabaza colgada de la punta de una rama y que siempre llevaba consigo.
Oyá, saludando al gran curador, rogó que le obsequiara alguna de sus hojas a lo que éste se negó. Fastidiada y decidida, Oyá agito sus brazos y un viento increíble envolvió el lugar. Las hojas que Òsanyìn tenía en sus manos, volaron por los aires y todos los Òrisha, aprovechando la situación, corrieron a tomarlas.
Al grito de Ewèo, Osain trataba de recuperar sus plantas medicinales, pero no pudo evitar que parte de ellas cayeran en manos de Oyá y los demás Òrishas, que a partir de ese momento se hicieron dueños del poder de la curación, gracias al atrevimiento de Oyá, y las hojas curativas de Osain.
Otra historia cuenta que: En cierta época, las mujeres eran relegadas a un segundo plano en sus relaciones con los hombres. Entonces ellas resolvieron castigar a sus maridos, pero sin ningún criterio o límite, abusando de esta decisión, humillándolos en demasía. Oyá era la líder de las mujeres, que se reunían en el bosque. Oyá había domado y entrenado un mono marrón llamado ijimerê (en Nigeria). Utilizó para ello una rama de atori (Flamboyán) y lo vestía con una ropa hecha de varias tiras de tela colorida, de modo que nadie veía el mono debajo de las telas. Siguiendo un ritual, mientras Oyá blandía la vaina de flamboyán en el suelo, el mono saltaba de un árbol y aparecía de forma alucinante, moviéndose como fuera entrenado para hacerlo. De este modo, durante la noche, cuando los hombres pasaban por ahí, las mujeres (que estaban escondidas) hacían aparecer el mono y ellos huían totalmente asustados. Cansados de tanta humillación, los hombres fueron con un Bàbálàwó para intentar descubrir lo que estaba sucediendo. A través del culto de Ifá, y para castigar a las mujeres, el Babalawo les cuenta la verdad y les enseña como vencer a las mujeres a través e sacrificios y astucia. Ògún fue el encargado de la misión. Él llegó al lugar de las apariciones antes que las mujeres. Se vistió con varias telas, quedando totalmente cubierto y se escondió. Cuando las mujeres llegaron, apareció súbitamente, corriendo, gritando y blandiendo su espada por los aires. Todas huyeron desesperadas, inclusive Oyá. Desde entonces los hombres dominaron a las mujeres y las expulsaron para siempre del culto de Eggun; hoy, ellos son los únicos autorizados para invocarlo y venerarlo. Pero, aun así, ellos rinden homenaje a Oyá, en su calidad de Igbalé, como creadora del culto de Eggùn.
Este tratado incluye con lujo de detalles:
Por qué Oyá (Ọya) es la verdadera dueña de Ogge.
- Ceremonias especiales de Oyá y rezos.
- Ceremonia de la consagración completa de Oyá.
- Asheses de Oya y cargas.
- Ewe y Eukere de Ọya.
- Tratado del Aunko o Awunko. Osha umbo Leri Oyá.
- Iruke - Procedimiento, carga y rezos.
- Ozun de Oya - carga.
- Herramientas y Egboses.
- Los verdaderos hijos de Oyá. Relaciones amorosa de la Orisha y sus nueve hijos fundamentales
- Receptáculo (s), comidas y ofrendas.
- Su verdadero Inche Osain (Òsanyìn.)
- Akuaró y Abo a Oya.
- Obras para cuando Oyá está brava.
- Los caminos de Oyá (Ọya), nombres que recibe con detallada información.
- Amarres efectivos con Oyá.
- Más de 30 historias o Patakin que al igual que los otros tratados, son poco conocidos.
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