Timotea Albear – Latuan (Ajayi Lewu)
Francisco Albear

Latuán (Timotea Albear) o Ajayí Lewú era una sacerdotisa de Sangó en Oyó, Nigeria. Las investigaciones aseguran de que ella llegó a Cuba en 1863 (y como este artículo lo estoy escribiendo en el 2017, entonces hace ya 154 años de su llegada a Cuba). Lleve en consideración de que no se sabe exactamente la edad que Latuán tenía a su llegada a la Isla y dicha descripción nos dice que Latuan nos llegó con sus consagraciones hechas en África. Es verdaderamente una lástima que hasta ahora no haya podido conseguir alguna foto o retrato de Ajayi Lewu.

Sus descendientes aseguran que ella entró en la isla por Matanzas y basados en la fecha, ella probablemente entró de forma clandestina. No está claro si Latuán trabajó en alguna de las plantaciones en la provincia de Matanzas por algún período de tiempo. Se sabe, sin embargo, que eventualmente ella y su marido Evaristo Albear, de origen Congo, trabajaron como esclavos domésticos en el hogar del Coronel Francisco Albear y Lara, un ingeniero militar, famoso por construir un acueducto nuevo para proveer de agua a la entonces creciente población de La Habana, un Proyecto que duró a partir la 1858 a 1893 (35 años). **Ojo** “Aquí hay dato importante porque eso significa que ya Latuan estaba en Cuba en 1858 = 5 años antes del 1863 por lo que ya no son 154 sino 159 años de su llegada a Cuba.”

Se cree que Latuán y Evaristo se conocieron en la nave esclavista que los trajo al nuevo Mundo, pero sus descendientes insisten que se conocieron y se casaron en África. Y el hecho de llevar el apellido de Albear, es altamente probable que en un cierto punto fueran "propiedad" del coronel y no solo sus empleados. No obstante, sus nietos reclaman que Latuán no era esclava, sino un emancipada, e insisten que el coronel Albear, fue forzado por la legislación para enseñarle a leer y a escribir además de pagarle un sueldo por su trabajo. Dicen que bajo una serie de leyes que condujeron a la gradual abolición de la esclavitud, ella tuvo que trabajar como emancipada por un período de 10 años, después de lo cual le habrían dado la libertad.

Latuán al parecer era una esclava favorecida en el hogar de Albear, algo que sugiere el hecho de estar instruida, puesto que el hecho que existiera una ley que los amos debían instruir a sus esclavos, no significa necesariamente que estos la obedecieran. La ser instruida, le permitió a Latuán un alto grado de respecto entre sus contemporáneos, lo que reforzó más su jerarquía religiosa. Las fuentes orales indican que Latuán era una ávida lectora; después de su emancipación, sus parientes aseguran, que ella no se movería de su casa hasta que ella hubiese leído el periódico del día. Ella estaba muy orgullosa de este logro y cuentan que se jactaba de ser “una negra lukumí, pero yo sé las 4 reglas: Yo sé leer y escribir.”

Latuán y Evaristo tuvieron 6 niños: Rosa, Isabel, Dominga, Martín, Eligio, y Herminio Severino. Su nieto Martín Zurria Albear, el hijo de Dominga y el más viejo de los parientes que sobreviven, recuerda que Latuán reunía a todos sus hijos y nietos alrededor de ella en el piso, para poder contarles historias de África y de los Orishas

En el Mundo religioso, los Lukumí de áreas tan lejanas como Santiago de Cuba viajarían a La Habana para solicitar sus servicios como Sacerdotisa y Obá Oriaté (Maestra de ceremonia) especialmente para los rituales de ordenación. Ella era muy conocida por sus profundos conocimientos de adivinación, rezos y cantos a los Orisa y compartió mucho de este conocimiento con sus descendientes y seguidores religiosos. A pesar de su naturaleza inflexible en materias religiosas, se le describía como una mujer muy apacible, de hablar suave y muy educada que trataba a todos con un profundo respeto.

En algún momento de los 1870s, Latuán fue afiliada con un cabildo en La Habana, donde eventualmente ejerció una influencia considerable en su capacidad de Obá Oriaté. El cabildo era conocido solamente por su dirección, San José 80, que estaba en la sección de Ataré de La Habana. Era considerada una casa con autoridad sobre del culto Lukumí y muchas poderosas Sacerdotisas de la época estaban asociados a este.

En los siglos XIX y XX, Ataré era un enclave africano dentro de la ciudad de La Habana. El Cabildo San José 80 había sido fundado probablemente por la primera onda de Lukumí que vino residir en la ciudad a finales del siglo XVIII. Muchos de los fundadores del Cabildo son recordados en los rezos o los saludos que se recitan al inicio de la mayoría de los rituales. También se presume que en el Cabildo San José 80, Latuán conoció a Efunshé, la otra Sacerdotisa importante que estaría implicada en la subsiguiente lucha por el poder y territorio.

La unificación
Pinaldo Cuchillo cubano

Latuan fue una de las primeras Obá Oriaté sumamente reconocidas en Cuba. Pero hubo un hecho remarcable que comienza cuando ella le entrega “pinaldo” el 13/07/1929 a Octavio Samá Rodriguez “Obadi Meyi”.

Para hablar del cuchillo o Pinardo tenemos que empezar por analizar cómo nació y de dónde vino.

Recordemos que tanto en Cuba como en África solamente mataban los hijos de Ògún, ningún Santero, ni ningún Babalawo tenían la facultad de matar, y esto tenia a los religiosos sometidos a la voluntad de los Balogún. Entonces Latuan (considerada la reina de los Yorubas y quien tomó todas las decisiones que todos seguimos hoy, le dijo a Felipito Ogun BI (Benito Ogun toye = Filomeno Ogun Ladde), “que si ellos no le daban a ella la facultad de matar y le daban el cuchillo, ella no les permitiría trabajar más en sus iniciaciones ni en la Habana ni en Matanzas”, y ellos por miedo dieron el primer cuchillo en la historia de la religión yoruba. La primera persona que recibió cuchillo o Pinardo en el mundo fue Latuan y esto le dio mucho más poder dentro de la santería.

Timotea Albear se convierte en la Oriaté más usada por casi todos las casas y cabildos hasta el tiempo de su muerte. Ella, de hecho, fue la que enseñó al primer Oriaté masculino: Octavio Samá Rodríguez (Oba di meji). Esto fue solamente después de la muerte de Timotea Albear en 1935 que Oba di meji empezó a ganar poder como un Oriaté, pero antes de que esto sucediera y por mucho tiempo, todas las Oriaté fueron mujeres. A esto se le llama “La Etapa de la Supremacía de las mujeres en la santería cubana.”.

Es por esto que, en Nigeria no existe el cuchillo. El llamado cuchillo o Pinardo es sumamente cubano, también como en toda religión, Latuan tuvo algunas enemigas muy poderosas y de mucho prestigio, en cuyas casas “no se recibía cuchillo, tuvieses los Santos que tuvieses”, es por eso que todavía hay personas que hacen 100 de Yoko-Oshasa y no reciben cuchillo porque en su casa no es regla el poseerlo.

Cuando hablamos de Latuan estamos hablando de la mujer que hiso la unificación religiosa en Cuba. Recuerden que todavía en el año 1905 todavía se entraba a la Osha solamente con pata y cabeza o sea con Elegua y el Ángel de la Guarda como se sigue haciendo en Nigeria hoy en día, pero en los años 1920-1925 cuando ya Latuán había hecho la unificación, todos los iniciados entraban con los 5 Santos reglamentarios.

Tratados de los Orishas

Errores de Latuán

"Octavio Samá (Obba Dí Meyi)”, primer hombre nacido en Cuba que ejerció funciones como Oriaté, luego de ser instruido o discípulo de Timotea Albear. “Latuan”. Octavio Samá fue coronado en santo dos veces. La primera vez se le coronó Oshún en Sabanilla, su ciudad natal, luego cuando llegó a La Habana a finales del siglo XIX. Latuan y Efushe le coronaron Àgànjú, porque no creían que tenía el santo echo, posteriormente en el Itá se dieron cuenta de que en efecto había sido coronado con anterioridad, así que le pusieron por nombre Obba Di Meyi, que significa “Rey dos veces."

Esto se le carga como uno de los errores cometidos por Latuán y Efunshé, quienes se negaron a creer que ya estuviese ordenado y exigieron que pasase de nuevo por el ritual de consagración o Yoko-Osha.

Se ha querido seguir tapando el “Sol con un Dedo” y se plantea que no hubo muchos problemas con esto porque aunque en la diáspora solamente se corona el Orisha alagbatori, en varias regiones de África coronan varios Orishas a medida que los van recibiendo.

Como vemos, en el caso de Sama esto no afectó mucho su vida religiosa. Pero los grandes analistas observan y alegan que: “Hasta los más detractores son africanos cuando les convienen y son diáspora cuando lo necesitan y a esto le llamamos pura hipocresía porque todo lo que sucedió desde el mismo principio y origen de la santería, nos dice que hasta los más sabios cometieron errores y olvidaron en aquel entonces de que «Por mandato de Olódùmarè, es Òrúnmìlà quien determina el ángel de la guarda, no el Diloggún como ya estaban haciendo nuestras reformadoras.» Odun Osa Roso”

El primer Babalawo en recibir cuchillo de las manos de Latuán fue nuestro reconocido Tata Gaitán y a este le siguió Ogbe Yonu.

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